martes, 22 de mayo de 2012

Las tinieblas de la educación del S. XXI


Imaginad todos los tipos de miserias que atormentan las vidas de los seres que yerran por los pasillos de esos industrializados institutos del urbano occidente y dibujad con ellas un poema, ahora haced de ese poema un documental, pues eso es Indiferencia.

No es una reseña muy esclarecedora pero siempre he dicho que el único que puede explicar apropiadamente una obra es su autor, que en este caso son el excéntrico tartamudo Tony Kaye, el mismo que estuvo al volante de American History X, y un co-productor y un escritor sin recorridos más notables que este film, Marco Frigieri y Carl Lund respectivamente. Y es que aunque se trate de la típica historia de un profesor sustituto que convierte todo lo que toca en algo brillante e inspirador, que entabla una serie de poderosas relaciones con jóvenes náufragos de la adolescencia, no es una película típica para nada. A parte de tener a Adrien Brody como estrella principal al frente, una gala de divertidos cameos y una prometedora cuadrilla de debutantes, entre la que destacan Sami Gayle y Betty Kaye, la realización está detalladamente elaborada, con un estilo propio pero casi como un collage de estilos familiares, la narración bajo la mirada de un simple hombre culto de varias melancólicas historias humanas como una sola pena, que contrasta con la imagen simplista de un documental con un objetivo irónicamente didáctico y un tono crítico para denunciar las consecuencias de un sistema educativo autodestructivo. Pero si algo me cautiva en una peli es el guión y Carl ha dado con una expresión poética y algunos diálogos que gritan pasmantes reflexiones.

Dejando a un lado todos los detalles con los que me relamo como cinéfilo empedernido que soy, el motivo por el que traigo este título aquí es porque es un gran ejemplo de lo que venimos discutiendo en nuestro otro blog últimamente, la educación y el futuro. Y aunque sea un drama sobre lo difícil que es crecer y ayudar a crecer hoy en día, el mensaje que yo leo es de esperanza, de que aun entre la poluta nube que contamina la maduración de las próximas generaciones existen algunos brillantes rayos de ilustración que pueden ayudar a potenciar el desarrollo humano que es la formación y que la solución no radica en sistemas ni en métodos sino en la responsabilidad, vocación y disposición de los educadores, que son tanto profesores, entrenadores y familiares como todo aquel que toma un papel influenciable en la vida de un niño.

1 comentario:

Coach ATM dijo...

Pues no la he visto, pero con el tema que trata y con esa conclusión luminosa q tú sacas de ella, creo q no debo perdérmela.