jueves, 13 de enero de 2011


No se si llegaron a ver In to the Wild, una peli basada en una historia real para replantearse todo y volver a nacer. Una gran producción cinematográfica, gran fotografía, gran música y gran actor, a la que debí dedicarle una entrada en su momento para detallarles todo su gran contenido, ahora es demasiado tarde porque tendría que volver a verla. En el caso de que sí llegara a comentársela en algún momento y/o la hayan visto, prepárense para otra experiencia brutal, 127 horas. Recién estrenada, también es la adaptación de una historia real, también americana. El trailer lo dice todo, un increíble relato de supervivencia, con el que me gustaría plantear un brutal trasfondo, como un día te puedes levantar como todos los demás días de tú vida de siempre, inconsciente de que un acontecimiento, que puede durar desde milésimas de segundo a  interminables horas o días, va a cambiarlo todo radicalmente. Y es común oír que estos acontecimientos te definen o redefinen, y de ellos surgen todas esas frases moralizadoras que aluden a los posibles sentidos de la vida, la superación del dolor y la búsqueda de la felicidad, y sin embargo la gran parte del resto del mundo que no ha vivido un acontecimiento como tal en primera persona sigue en su tranquila normalidad. Y me a mi parece que más que renacer, lo que ocurre es que terminan de nacer y que el trauma se convierte en el sentido de su vida, su filosofía. No es que de repente todo cambie, ni que cambien ellos, sino que de repente todo coge forma y se define dentro de su cabeza después de haberse iluminado con un foco en plena cara. Dicho de otra forma, la mayoría de los "traumatizados" no son capaces de salir de su perspectiva porque sus mentes están sobresaturadas  de un sólo contenido donde antes estaban totalmente vacías o distraídas, las personas no son definidas por los acontecimientos, en los acontecimientos descubren su capacidad para definir.

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